El delito informático: Todo lo que necesitas saber al respecto

Hoy en día podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la vida de todos nosotros ha sufrido una gran transformación con la llegada de internet, la era digital y las nuevas tecnologías.
Esta realidad ha cambiado nuestra manera de vivir y sin duda la ha mejorado. Sin embargo el gran progreso que ha significado esto para la sociedad, ha traído, también, un preocupante y peligroso comportamiento delictivo antes inexistente: El delito informático.
El delito informático tiene un alcance descomunal, casi infinito, en la medida en que este comportamiento punible se basa en actividades o prácticas que lo abarcan todo. Así, podemos encontrar desde ilícitos que vayan en contra de la propiedad intelectual y del patrimonio, hasta estafas bancarias, pasando por cuestiones tan peligrosas como difusión del terrorismo o la pornografía infantil.
El problema es tan amplio como pueda ser el delito en la vida real, o incluso más extenso si cabe, ya que la ciberdelincuencia se alimenta del constante progreso de las redes sociales, de internet y de una infinidad de dispositivos en permanente actualización. Estas nuevas tecnologías, al alcance de cualquier desaprensivo conocedor del mundo virtual, son un gran caldo de cultivo, ideal para cometer cualquier delito informático y, que además, se hace fuerte porque tiene como aliado un peligrosísimo elemento: el anonimato.
En general, todos los países del mundo están trabajando duro para poder contar con avances tecnológicos y profesionales expertos en la materia que hagan frente al auge del delito informático. Sin embargo, siendo realistas, todos podemos convenir que es sumamente complicado.
El delito informático puede cometerse de manera muy diversa y con niveles de gravedad potencialmente altos.
Entre los más graves encontraríamos el delito de difusión del terrorismo, su apología o adoctrinamiento y radicalización de personas (jóvenes mayoritariamente) para la comisión de atentados a nivel de todo el planeta. Su erradicación, es el gran desafío de nuestra sociedad
Otro delito informático muy lesivo y especialmente doloroso y grave sería la pornografía infantil: tanto la difusión de imágenes como el encubrimiento de los delincuentes en las redes sociales y el entorno de internet. La pornografía infantil es, ciertamente, un gravísimo delito contra el colectivo más vulnerable: los menores.
Una de las estrellas del delito informático es, efectivamente, la estafa económica tanto al nivel más personal (cuentas bancarias personales, falsificación de tarjetas, etc) como el hackeado de grandes entidades financieras.
Por último, cabe remarcar otra actividad que puede llegar a ser criminal: la difusión de información secreta, sensible o clasificada que estos ciberdelincuentes “roban” a los gobiernos de diversos países del planeta y esto puede llegar a tener consecuencias diplomáticas graves, en la medida que revelan informaciones muy reservadas.
A tenor de este grave problema internacional, existen ya medidas adoptadas por numerosos países, conscientes de la gran dificultad a la que se enfrentan en el momento de combatir un delito sumamente globalizado como es este.
Siendo el asunto un tema muy complejo y extenso, los diferentes países se ven limitados a la hora de legislar y castigar el delito informático, ya que las cuerpos legislativos de los diferentes estados deben interactuar y esto no siempre es sencillo.
Por eso en el año 2001 nace, en el seno del Consejo de Europa, el Convenio de Budapest. Este es el primer tratado internacional y de cooperación, creado para combatir de manera global la ciberdelincuencia y el delito informático.
Además de los países miembros del Consejo de Europa, participaron de manera activa y como observadores Canadá, Estados Unidos, Japón, Chile, Costa Rica y Filipinas por lo que se consiguió un amplio consenso internacional, cosa que está contribuyendo a avanzar en esta compleja y desafiante cuestión global.
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